jueves, 9 de abril de 2009










Quien repite gestos bajo una bóveda
ordena el mundo.
Reparte en sus cuadrículas
dosis no tan letales.

Hasta que el viento dispersa ese afán
con la violencia de su brazo.








Francisco R. Hernández, de La sed y el incendio

2 comentarios:

meridiana dijo...

He venido a dar aquí gracias a Karmen, leyendo tu comentario en la última entrada sobre Nietzsche
y me encontré con estos poemas, pequeños y deslumbrantes.

me alegraste el día porque uno a veces leyendo en la web desfallece, pierde las esperanzas en la poesía actual.

cómo se pueden conseguir tus libros?

saludos

Lilián

Durandarte dijo...

Muchas gracias de nuevo, Lilián.

Los poemarios permanecen inéditos (salvo un primer libro que espero que se haya disipado sin dejar rastro) y si mi vanidad supera a mi pereza, seguiré volcándolos en "Breviario".

Saludos

P.