sábado, 12 de enero de 2008









Por tu vida, tus rodillas y tus padres
te ruego no destrocen los perros
mi carne ante las naves aqueas.

Canto XXII, LA ILÍADA


A condición
de elevar plegarias cada noche
por el cuerpo de Héctor.

Así la lanzada se aquietará
                                       cautiva,
en piélago de trazos
                             y sonidos.

A ritmo de un cayado
será a la vez
música y conjuro.

Intacto arribas a la sombra.










Francisco Ramón Hernández, de La sed y el incendio


3 comentarios:

karmen blázquez dijo...

Como a veces el tipo de letra que uno ve en su pc es distinto al que ven los otros, te quiero hacer notar, querido Pármeno, que hay muchos versos que leo "desfigurados" por esos signos como &%,que dificultan su lectura, no sé si a ti te salen también así,

Salud Os
k
 cautiva,
en piélago de trazos
 y sonidos.

Patricia Damiano dijo...

Extraordinario poema que duplico en Zoopat, donde te he linkeado cuando me hube repuesto de no menuda sorpresa, Pármeno.

Durandarte dijo...

Muy agradecido, Patricia, por tus palabras.

P.