Todo tras sí lo lleva el año breve
                          Francisco de Quevedo
Ya deja de ser.
Saber olvidado en su eje,
minúsculo tránsito
que, sin embargo, mueve las estrellas.
Escucha su giro metálico:
guarda la fría esfera
la música de mil caricias.
Y otros muchos objetos
que hoy dormirán
el invulnerable sueño mineral.
Francisco R. Hernández, de La sed y el incendio
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