viernes, 7 de diciembre de 2007









El batir de alas
fue siempre un estallido,
con cada mitad trazada
en una labor invisible.

Toco el gajo,
tacto de futura incandescencia,
quemazón y paladar de esta parte.

Por otra mitad que flota
como jácena sin cobijo.

De la misma combustión,
uva y sombra perduran
sin noticias del soplo
que aquieta y restablece.







Francisco R. Hernández, de La sed y el incendio

No hay comentarios: