skip to main |
skip to sidebar
Esta alborada contempla
las caricias de Acteón.
Azuzo jaurías
que regresarán agotadas,
y como cada tarde
sólo la luz vulnerará límites.
Aguardo el día
y su hora cárdena.
En el bosque cada dentellada
leerá al fin mi carne.Francisco R. Hernández, de La sed y el incendio
No hay comentarios:
Publicar un comentario