viernes, 29 de febrero de 2008









Olvida el escriba si es temprano para el acecho.

El musgo se afana
en labor de cerco.

La herida imita alboradas
bajo su humor.

La mano aún viaja
sobre la testuz de la bestia.

Son números en sucesión.

En última añada

cristalizarán.







Francisco R. Hernández, de La sed y el incendio

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